11 sept 2010

9 años del atentado contra las Torres Gemelas

Hoy se cumplen 9 años del atentado terrorista de Al Qaeda contra el World Trade Center (WTC), en el corazón financiero de Nueva York y de Estados Unidos, icónico centro empresarial del mundo occidental, en el que murieron más de tres mil personas. La imagen de dos aviones comerciales –secuestrados– incrustándose deliberadamente contra las Torres Gemelas, cambió para siempre la historia del mundo.

Aparte del temor generalizado a nuevos ataques, hubo una reconfiguración de la geopolítica internacional: superada la Guerra Fría y en gran parte la bipolaridad que caracterizó la segunda mitad del siglo XX, se comprendió que el nuevo enemigo por combatir era el terrorismo fundamentalista islámico.

Ante la magnitud del ataque y lo que significaba para su seguridad nacional, el Gobierno de Estados Unidos se lanzó a una carrera bélica contra los regímenes y gobiernos fundamentalistas que apoyaban o cobijaban a los grupos terroristas como Al Qaeda y al intento de capturar a su cabecilla, el esquivo Osama Bin Laden.

En lo interno, muchas cosas cambiaron en Estados Unidos desde aquel terrorífico día, empezando por los conceptos de seguridad, convivencia pacífica y respeto a las otras religiones. Evidencia de ello son la agria polémica en Nueva York por la posible y controvertida propuesta de autorizar la construcción de la Mezquita Córdoba –hay cerca de 200 mezquitas en Nueva York– apenas a dos cuadras del WTC, la hoy llamada Zona Cero, y el anuncio del pastor evangélico Terry Jones de destruir ejemplares del Corán, el libro sagrado islámico, para recordar el aniversario del atentado. Hoy, lamentablemente, el islam inspira desconfianza en la opinión pública estadounidense.

En el afán de preservar la seguridad interna, el Gobierno Estadounidense dictó, en un primer momento, serias medidas restrictivas para la prensa que no podía publicar determinadas fotografías o datos sobre la estrategia antisubversiva. Con el paso del tiempo las restricciones fueron levantadas.

Adicionalmente, se han reforzado con severidad y apoyo tecnológico, las medidas de seguridad en los aeropuertos y las aduanas, no solo para prevenir actos terroristas sino también para evitar el ingreso de personajes vinculados a las redes de Al Qaeda. Todo ello, que coincide desafortunadamente con una nueva crisis económica mundial, ha traído como consecuencia adicional el cierre de fronteras y el endurecimiento de políticas, recelos y prejuicios contra los migrantes. Después de ese aciago 11 de setiembre el mundo se volvió más desconfiado.

El Perú vivió dos décadas asolado por el cobarde terrorismo comunista de Sendero Luminoso y el MRTA, lacra que pudimos contener con la captura de sus principales cabecillas: Abimael Guzmán y Víctor Polay, respectivamente.

En Estados Unidos el terrorismo internacional mostró su rostro más sanguinario y fiero al mundo y nos condenó a vivir en un planeta inseguro, con la necesidad de seguir combatiendo estos criminales extremismos. Hoy el reto de los estados democráticos sigue siendo demostrar su fortaleza para erradicar al terrorismo de cualquier laya con las armas de la ley y la inteligencia. Once años antes de los sangrientos hechos de Nueva York cayó el muro de Berlín que dividía al mundo. Todos estábamos embarcados en la aventura de construir un mundo democrático, más libre, seguro y en paz. Aquello era una ilusión. Como ha escrito Herman Tertsch en el diario “ABC” de España: “Habremos de vivir con zozobra, con la única certeza de que nuestro bienestar y nuestra seguridad están en vilo”.

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